Al hilo de lo que digo en la primera entrada del día, resulta un poco sospechoso (nótese la ironía) el hecho de que la mujer más rica de Marruecos (con permiso del comendador de los creyentes, que ya sabemos que al Sur del estrecho de Gibraltar nada se hace ni se deshace si no es con la tolerancia del monarca alauita) sea aliada de la pareja del psicópata de la Moncloa.
Si les unen intereses comunes, o si dicha
alianza ha venido derivada del citado filtrado de datos, quién sabe. Pero que
esta mujer tenga un plan de inversión en Canarias de treinta y cinco
millones, y que además se vea beneficiada por la entrada preferente en el archipiélago de producto agrícola marroquí desde Tarfaya ya es algo más que sospechoso.
Es repugnante.
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