Francis Ford Coppola es conocido tanto por su talento en la dirección de películas como en su facilidad para arruinarse al embarcarse en proyectos personales válidos artísticamente pero catastróficos en taquilla.
Ahora, con la que muchos consideran que será
su última película, ha vuelto a generar polémica, al surgir críticas de
miembros del equipo de grabación sobre la conducta desagradable y caótica
supuestamente mostrada por el director en el rodaje.
Entre las muchas críticas se habla de que se malgastó mucho tiempo y esfuerzo en el set y que algunos integrantes cruciales del equipo de grabación abandonaron el proyecto a medio camino, mientras que Coppola complicó mucho más las cosas al embarcarse al mismo tiempo en un proyecto de rehabilitación de una propiedad al renovar un hotel para alojar a miembros de su familia, que formaban parte del equipo.
Según algunos de estos testimonios, la
grabación se convirtió en un choque entre la manera a la vieja escuela
de dirigir de Coppola y los métodos tecnológicos digitales más modernos. Según
uno de los trabajadores, Coppola vive en un mundo en el que, como autor, él
es el único que sabe lo que está ocurriendo y el resto está ahí para hacer solo
lo que se les pide que hagan. Los miembros del rodaje encontraron, además,
en ocasiones, exasperante la manera de enfocar el trabajo del director
por sus cambios de parecer.
El problema para los trabajadores es que el
proyecto es de Coppola, el dinero es de Coppola y la película es de Coppola. Y quien
paga, manda.
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