La izquierda española, al menos la actual, parece regirse -entre otro- por el principio de haz a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Que no deja de ser una manera un tanto
alambicada de referirse a la celebérrima ley del embudo. Porque ya tiene
narices que el cargo que enchufó al hermano del psicópata de la Moncloa cargue contra la prensa diciendo que en democracia no todo vale y que desinformar
rompe familias.
Que se lo digan a la de Rita Barberá, a la de Francisco Camps o a la de Isabel Díaz-Ayuso. Por citar sólo los tres primeros casos que me han venido a la cabeza.
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