Thomas Mann dedica las seiscientas páginas de esta tercera parte de la tetralogía a narrarnos el periodo de la vida de José que media entre su venta a los mercaderes y su encarcelamiento tras la acusación de la mujer de Putifar. Algo que en el Génesis ocupa los veinte primeros versículos del capítulo treinta y nueve. Cuatrocientas setenta y una palabras (no las he contado yo, ha sido Word).
Quiero con esto decir que el autor alemán hace
algo más que contarnos todo lo que, según él, ocurrió. Como me ha pasado en
otras ocasiones -no solo libros, sino también películas-, me da la impresión de
que el autor hace un ejercicio de estilo, que se preocupa más por la
forma que por el fondo y que mete disquisiciones de todo tipo, no diré que sin
venir a cuento, pero casi.
De todos modos, sabe escribir y la novela no se hace (demasiado) pesada.
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