El psicópata de la Moncloa es como los secesionistas catalanes: se ha acostumbrado a pisar callos sin que el pisado proteste. Y eso puede ser cierto entre los Pirineos, la residencia de su hermano y Gibraltar -o, al menos, puede poner los altavoces lo bastante alto como para intentar acallar las protestas-, pero no tanto allende nuestras fronteras.
Porque, aunque se crea el rey del mambo universal,
pinta menos que un cero a la izquierda de la izquierda, y es probable que por
ahí fuera haya quien le tenga ganas. Por eso, es una magnífica noticia que la
Audiencia Nacional -olé por la todavía independencia judicial- haya reabierto la investigación del espionaje al móvil del psicópata con el programa Pegasus
a raíz de información proporcionada por Francia.
A ver si de una refitolera vez nos enteramos de qué demonios había en esos móviles. Aunque pueda que la información no sea apta para todos los paladares…
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