Los socialistas españoles nunca han sido ni especialmente buenos ni especialmente inteligentes. En esto, la bancada actual no supone una novedad, salvo en la intensidad de si maldad y de su idiocia.
Porque emprenden una línea política -es lo
que pasa cuando pones a cargo de la máquina de emitir leyes a revolucionarios
de salón que no han dado un palo al agua en su vida- que tiene como objetivo
declarado la protección de las mujeres, y no sólo se dedican a liberar a
violadores y maltratadores -y, amiguitos, esa gente no se corrige: volverán a
hacerlo-, sino que han defecado una ley sobre la transexualidad que no sólo es
un atentado contra la biología y el sentido común, sino que se carga de golpe
toda la presunta lucha por los presuntos derechos de las mujeres del último
medio siglo largo.
Cómo será la cosa que hasta las feministas
socialistas han denunciado ante la Organización de las Naciones Unidas (para lo
que os va a servir, chicas) que la ley trans desactiva la ley contra la violencia de género.
Si es que no necesitan ayuda para que se contradizcan ellos solitos…
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