El partido de los de la mano y el capullo ha devenido en una especie de mafia. Probablemente todas las formaciones políticas lo sean en mayor o menor medida, pero el descaro de los de Ferraz supera a los demás, porque se comportan a la luz como auténticos gánsteres.
Tienen su ley del silencio (el que
se mueve no sale en la foto), sus cobros por protección (que dejan chico al
celebérrimo tres por ciento catalán), sus familias (en lo biológico y en lo
territorial). Y, sobre todo, tienen el que todos saben perfectamente que si se
comportan bien con la familia del capo di tutti capi, él se portará bien
contigo.
Eso le pasó al cargo que enchufó al hermano del psicópata de la Moncloa: fue premiado con un puestito en la Organización Municipal Iberoamericana (primera noticia de su existencia, pero es que parece que hay chiringuitos para cualquier cosa que a uno se le ocurra) y un ascenso en la famigl… el partido.
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