viernes, 31 de mayo de 2024

Amosanda…

Cuando Margarita Robles fue secretaria de Estado de Interior (y Maritere de la Vogue de Justicia), por debajo del biministro Belloch (en aquel entonces suscitó críticas que una misma persona se encargara de las carteras de Justicia e Interior… poco imaginábamos que, andando el tiempo, Bolardo sería triministro, encargándose de los tres poderes a la vez), mi comentario (mental, aunque alguna vez lo diría de viva voz) fue que, con independencia de su valía profesional (esa matización la acabo de añadir según escribo), no puedes poner de ministro de facto de Interior a alguien que, más que miedo o respeto, lo que produce es risa. Porque, por lo que recuerdo, en aquel entonces ceceaba, de donde viene que, por lo general, me refiera a ella como Madgadita Doblez.

Desaparecida durante el rodrigato, el psicópata la trajo de vuelta a la política, esta vez como titular de Defensa. De nuevo -sobre todo cuando viste chaleco antibalas y casco-, tiende a producir más risa que respeto, aunque en lo profesional -quizá por comparación con sus compañeros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, donde está lo peor de cada casa- se ha ganado un cierto aprecio.

Sin embargo, como dicen en el anuncio, la primera impresión es la que queda, y Robles ha demostrado que sabe doblarse cual brizna de hierba para atender a las órdenes del psicópata. Y tan pronto destituye a la directora del Centro Nacional de Inteligencia para salvar su cabeza (y la de su idolatrado jefe) como afirma tan campante que el ataque con Pegasus fue un ataque a la intimidad del Gobierno y que no se robaron datos secretos.

Pues vaya intimidad tan reprobable debe de ser, cuando los volantazos han sido continuos e inexplicados desde entonces...

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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