Detrás del movimiento del psicópata de la Moncloa para controlarlo absolutamente todo en España hay dos razones, una esencial y otra accidental.
La esencial es que el partido de la mano y el
capullo ha sido, siempre, un partido liberticida: ya Alfonso Guerra, hoy tenido
-por comparación, supongo- como estadista, proclamó aquello de Montesquieu
ha muerto, después de perpetrar la malhadada Ley Orgánica del Poder
Judicial. A esto se une el hecho de que Sin vocales es un autócrata, que
no concibe más voluntad que la suya propia.
La accidental es que hay tantos líos
judiciales en los que está involucrado, no sólo su partido -lo que ya es una
constante en la más que centenaria historia de la formación fundada por Paulino
Iglesias, que se estrenó parlamentariamente proclamando que se saltarían el
ordenamiento jurídico cuando el respetarlo no les permitiera alcanzar sus
fines-, sino también su entorno más próximo (político y familiar) y hasta él
mismo, que le resulta esencial tener la posibilidad de manejar los resortes del
foro para poder salir indemne… es decir, no entrar en el trullo.
Porque todo llega: hace una semana se interpuso, dentro del caso Koldo (en puridad, debería llamarse Sánchez-Castejón, o Sánchez Gómez) la primera querella contra el PSOE por financiación ilegal y organización criminal… algo que, como he dicho, los de Ferraz 70 son desde su origen mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario