Si algo tienen los marxistas convencidos es que no permiten que nada, ni siquiera la realidad más testaruda, se interponga en el camino de sus consignas dogmáticas.
Es el caso de las parejas destruidas
(heterosexuales, claro: en las homosexuales les falta la disparidad de sexos
que es la base de todo su planteamiento). Para los marxistas, el culpable es siempre
el hombre, aunque las evidencias apunten en sentido contrario.
Por ello, los neocom -con cada vez
menos cancha y, por lo mismo, cada vez más necesitados de concitar atención- han
exigido al psicópata de la Moncloa el denominar como madres protectoras
a las secuestradoras de niños, homenajearlas e indemnizarlas.
Desde mi punto de vista, y tomándome la cosa un poco a broma -porque si me la tomo en serio les mando a tomar por donde amargan los pepinos-, diría que yerran en el público al que se dirigen: con la natalidad en caída libre, cada vez hay menos madres, secuestradoras o de las otras.
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