En un país normal, la titular de Hacienda no habría ido por ahí revelando detalles de una inspección hecha a un ciudadano particular que, por azares del corazón, ha acabado siendo pareja de la presidente de la comunidad autónoma de Madrid. En España, pasa.
En un país normal, ese mismo ministerio
estaría obligado a investigar al hermano del primer ministro del gobierno de
ese país, que vive en Portugal mientras la mayor parte de sus ingresos
(conocidos) se generan en España, si bien es cierto que entre la generación y
la residencia no median un gran número de kilómetros. En España puede que no se
investigue.
Pero es que España, desde que timonea la nave el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, hace mucho que no es un país normal, si por tal entendemos una democracia homologable en la que rijan el Estado de Derecho y el imperio de la Ley.
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