El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer vio frustrado su propósito de hacerse con el control del órgano de gobierno de los jueces, el tantas veces denostado Consejo General del Poder Judicial y que en los últimos tiempos se ha convertido en un valladar contra los embates autocráticos del psicópata de la Moncloa.
Con una composición equilibrada -diez vocales
progresistas y diez conservadores-, que sólo desnivelaría el voto
de calidad de su presidente, ésta se ha comprometido con el comisario Reyndersa presentar en plazo la reforma del sistema de elección de los vocales.
Y, vista la erisipela que le produce a todos los miembros de la coalición Frankenstein el que sean los jueces quienes elijan a los que han de gobernarles, ése ha de ser el sistema, y no otro.
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