La llamada ideología de género es en mi opinión, y para decirlo claramente, un sindiós, por no decir una absoluta estupidez. Porque las personas no tienen género, tienen sexo (si tienen suerte, mucho y frecuente, je je), y sólo existen dos sexos: masculino y femenino. ¿Y los hermafroditas, me dirán algunos? Pues son personas con elementos del sexo masculino y del sexo femenino. No son un tercer sexo.
Cosa distinta son las orientaciones, opciones
o identidades (o cualquier otro sustantivo que se les ocurra a los giliprogres)
sexuales, porque eso no se refiere a lo que las personas son, sino a lo
que siente o a lo que hacen: a un hombre podrán atraerle las mujeres (heterosexual),
o los hombres (homosexual), o ambos sexos (bisexual), o ninguno de los dos
(asexual), o todo lo que se mueve (pansexual). Del mismo modo, un hombre podrá
sentirse hombre (cisgénero), o mujer (transgénero), o caballito de mar (loco de
atar, que le manden al manicomio).
Porque, claro, luego están los que, siendo
hombres y sintiéndose hombres utilizan la ley Trans para declararse
mujeres, alegando que no se sienten identificados con la definición de hombre como opresor o violador en potencia.
Es decir, que permiten que la opinión que los demás tienen de lo que él es dicte su actuación.
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