Los detractores de la historia de España suelen decir que científicamente hemos sido un país atrasado, y acostumbran a achacar semejante circunstancia a la influencia de la Iglesia católica.
Nada más alejado de la realidad. Históricamente
hemos tenido grandes científicos, aunque hayan sido otros los que se hayan
llevado el mérito: Juanelo Turriano, Francisco Balmis, Juan de la Cierva, Leonardo Torres Quevedo, Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa… sólo por citar a los más conocidos.
Incluso a la hora de inventar el submarino
tenemos, no una, sino dos figuras señeras: Isaac Peral y Narciso Monturiol. Eso
sí, parece que con eso se nos acabó el impulso en materia de buques emergibles
(sumergibles lo son todos, lo que pasa es que la mayoría no vuelven a salir a
flote, al menos por sí mismos), porque para una vez que nos lanzamos a construir
sumergibles con tecnología española -en lugar de reciclar buques de otras
armadas-, la cosa no punta demasiado bien.
No sólo la entrega del primer navío de la serie S-80 ha sufrido continuos retrasos -el buque no emergía como debía, a lo que parece-, sino que los atascos en la entrega de las tres unidades pendientes se han sucedido y hace un par de semanas se añadió un año más de retraso.
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