El psicópata de la Moncloa, o bien pudre todo lo que toca, o bien se rodea de personas con la ética tan putrefacta como la suya. Sólo así puede explicarse el hecho de que personajes que tenían una (buena) reputación hace años ahora resulten ser sujetos sin escrúpulos y con un, al parecer, desaforado amor a la poltrona.
Tomemos el caso del ninistro Pequeño,
antaño juez estrella en la lucha antiterrorista y hogaño el mejor amigo
de los asesinos. Cómo serán las cosas que el ministerio tuvo que excluir al
público del acto central del día de la policía para evitar las pitadas al titular
del departamento.
Y eso no es todo: uno de los sindicatos
mayoritarios dio plantón al acto para protestar porque sigue vigente una ley de
condecoraciones de 1.964. Mientras, son los terroristas los que dictan el tenor
de la ley de seguridad ciudadana, rebajando la protección de los agentes y
prohibiendo el uso de pelotas de goma por, dicen el peligro que suponen para la
integridad de las personas… algo en lo que los del hacha y la serpiente están largamente
versados, aunque nunca se les haya dado un ardite.
Como dijo un policía delante del ministro, se idea la forma de quitarles autoridad para dársela al criminal. Algo que no es de extrañar, teniendo en cuenta quién preside el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.
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