viernes, 11 de octubre de 2024

Memorracho

Que una persona destaque en un determinado campo del saber (tomando saber en su más amplia acepción) no le convierte, por arte de birlibirloque, en una autoridad intelectual o en alguien respetable e intachable.

Einstein, un gran científico, era un profundo misógino; Gandhi tampoco es que se portara muy bien con las mujeres; a Newton no había quien le soportara; Hitler era vegetariano y amaba a los animales… pero ya sabemos cómo era en todo lo demás. Spencer Tracy, un actor excelso, era un alcohólico y fue infiel a su mujer. Y así sucesivamente.

Javier Bardem, al que incluso yo considero un actor decente, es un ser humano -al menos a mis ojos- bastante repugnante. Displicente, maleducado, hipócrita… la última fue en el festival de cine de San Sebastián -ese en el que nunca se ha condenado el terrorismo de la banda de ultraizquierda-, cuando con ocasión de un homenaje a Bigas Luna volvió a dejar muestras de su no saber estar y quiso, como siempre, ser el niño en el bautizo, el novio en la boda… y hasta el muerto en el entierro.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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