Hay expresiones que los que nacimos bastante antes de que terminara el siglo pasado seguimos utilizando, aunque la realidad a la que responden haya desaparecido hace tiempo. Algo parecido a los chavales actuales, que cuando ven un diskette de tres pulgadas y media consideran que se trata de una impresión en tres dimensiones del icono de guardar archivo.
La primera que se me ocurre es la de colgar o
descolgar el teléfono. Teniendo en cuenta que -aunque (lo acabo de mirar) ya
casi nadie use teléfonos fijos, en los móviles el icono de establecer y
terminar llamada se corresponde con los de un auricular de un teléfono de
los de toda la vida (para gente como yo, claro)- en mi época los teléfonos
que más abundaban eran los de sobremesa, el auricular no se colgaba ni se
colgaba, sino que se cogía o se posaba. La cosa, por lo tanto, venía de más
atrás: de cuando el auricular y el micrófono estaban separados, y el primero
colgaba de un gancho (o de un soporte) del que era necesario retirarlo para establecer
la llamada.
La segunda es irse (o fundirse) los plomos.
Nuevamente, la expresión viene, deduzco, de una época anterior a la mía, cuando
los fusibles para prevenir picos de corriente estaban hechos de plomo. Ahora,
con la generalización de los automáticos, tal elemento ha desaparecido,
aunque la expresión permanece.
Lo mismo que tirar de la cisterna (o de
la cadena), que vendría de la época en que las cisternas estaban por encima
del inodoro, y el desagüe se producía tirando de una cadena. Actualmente, las
cisternas están justo encima del inodoro, y ya no se vacían tirando de la
cadena, sino pulsando una palanca o un botón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario