Suele señalarse que Suiza es uno de los ejemplos más depurados de democracia directa. En efecto, allí se somete a referéndum casi cualquier medida. Si esto puede resultar engorroso, por tener que estar yendo a las urnas cada dos por tres, por otra parte asegura que las decisiones que se toman están, realmente, de acuerdo con la voluntad popular.
Es lo que sucedió hacer un par de semanas. Se
celebró un referéndum sobre la subida de impuestos a las empresas y la agenda
verde. Ambas propuestas fueron rechazadas.
Es posible que no hagan eso en España ante el temor de que votemos en el mismo sentido que los helvéticos.
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