Personalmente, estoy a favor de la integración europea, tanto en el aspecto económico como en el político. En un mundo cada vez más globalizado y despiadado, donde el tamaño sí que importa, la única manera que tiene Europa de no ser ninguneada por las superpotencias es, precisamente, convertirse en una.
Dicho esto, parece que la Unión
Europea no pierde ocasión de dar argumentos a sus detractores. Porque, en plena
situación de crisis económica y sanitaria, ha aprobado ayudas por valor de mil cuatrocientos millones de euros para asociaciones sobre la memoria histórica
(que tengan cuidado, a ver qué acaban descubriendo) o la igualdad de género, y
cinco mil cuatrocientos millones para la lucha contra el cambio climático.
Por ello, y por mucho más…
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