En cualquier régimen autoritario, llevar la contraria a los que tienen el poder suele acarrear consecuencias, como poco, desgradables.
Así, el miembro de la policía
regional catalana que espetó a un alborotador callejero cinco sencillas
palabras -la república no existe, idiota- fue suspendido de empleo y
sueldo. Suspensión que acaba de ser anulada por un juzgado.
Que todavía haya algo de independencia y de sentido común en el poder judicial es algo que conforta, la verdad sea dicha.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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