Una cantinela recurrente del actual desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer es la de lo que llaman armonización fiscal. Con tan respetables términos lo que quieren decir es que todas las comunidades autónomas deben tener los impuestos al mismo nivel… el más alto posible.
Semejante pretensión no es más
que una consecuencia de su inepcia. Como pozos sin fondo, gastan más de lo que
logran recaudar. Y cuando otros -ahora Andalucía, donde ellos han reinado
indiscutidos durante cuatro décadas; siempre, Madrid- recaudan más que ellos,
con unos tipos impositivos más bajos, no son capaces de admitir que esos otros
lo están haciendo mejor que ellos, y les acusan de dumping fiscal… cosa que
no hacen con Vascongadas o Navarra, comunidades que sí tienen un régimen
económico privilegiado, a pesar de lo cual no logran que les cuadren las
cuentas.
Pero es que la autonomía política
de la que gozan las comunidades autónomas no se comprende sin la autonomía financiera. Y quitarles la libertad de fijar sus propios niveles de imposición
(teniendo en cuenta que no se obliga a nadie a subir los impuestos) es tanto
como quitarles la libertad política.
Que es, en el fondo, lo que
persigue esta banda de liberticidas.
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