Los secesionistas catalanes no es que anduvieran alguna vez sobrados de pudor a la hora de perpetrar sus fechorías. Como buenos fanfarrones, alardeaban con desfachatez de sus desmanes y sus desplantes al ordenamiento jurídico y a las resoluciones judiciales.
Sin embargo, de un tiempo a esta
parte parecen haberse vuelto completamente locos de remate, en lo que a esto se
refiere. Cocomocho no ha esperado siquiera a la toma de posesión del
nuevo presidente del consejo regional de gobierno, un tal Pedro Aragonés -me
hace gracia un apellido tan metonímico: históricamente, Cataluña nunca ha sido
nada, salvo una parte de la Corona de Aragón; por tanto, un catalán no es otra
cosa que un aragonés (con ínfulas de ser algo superior, en ocasiones, pero nada
más… y nada menos)- para empezar a darle instrucciones en orden a preparar la confrontación
con (el resto de) España.
Como confronte del mismo modo que lo hizo la última vez, en la casita de Waterloo van a estar la mar de apretados...
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