Tras pasar más de la mitad de los últimos catorce meses bajo un estado de alarma tan ilegal -por su duración, pero también por los efectos que ha tenido amparándose en él- como ilegítimo, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer se encuentra con que los seis meses que le fueron concedidos llegan a su fin este Domingo.
Y en todo ese tiempo, el consejo
de ninistros no ha considerado que fuera necesario modificar el marco
legal, ni adoptar medidas adicionales. De este modo, volverán a estar vigentes las restricciones que imperaban antes de la declaración del último estado de alarma, como acotar horarios a la hostelería y establecimientos comerciales, el
cierre del ocio nocturno o la prohibición de fumar en la calle cuando no se
pueda mantener la distancia de seguridad, según ha afirmado estaninistra.
Y demostrando una vez más que es
tonta (porque como dijo la madre de Forrest Gump, tonto es el que dice
tonterías), insistió en que el estado de alarma, conforme aparece regulado
en la Constitución Española, está previsto para situaciones excepcionales,
no para que permanezca sine die en el tiempo. Teniendo en cuenta que die
es día, y que día es una medida de tiempo, no se me ocurre en qué otra
magnitud podría permanecer, o dejar de permanecer, algo sine die.
Más en serio, la herencia que nos
deja todo este tiempo de estado de alarma es vacío legal e inseguridad
jurídica, ya que las comunidades autónomas tendrán que acudir a los tribunales
cuando las medidas limiten derechos fundamentales. De momento, la asamblea legislativa
regional de Baleares ha aprobado mantener el toque de queda (aunque ya sabemos
que la señora Armengol se lo saltará olímpicamente).
Por ello, y por mucho más…
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