Con los golpistas catalanes, uno puede estar seguro de dos cosas (realmente de muchas más, pero a efectos de esta entrada interesan sólo dos: cometerán las mayores infamias… y dirán lo que sea para justificarlas.
Hace poco supimos que el gobierno
regional había apartado a policías nacionales y guardias civiles de las listas
para recibir la vacuna contra la Covid-19. No es que estuviera en contra de anteponer
a otros colectivos la vacunación de los miembros de las fuerzas del orden. Sólo
de algunas, porque los integrantes de la policía regional y de las policías locales
sí que recibían sus pinchazos.
Interpelada por la oposición la
consejera de Mortandad, una tal Alba Vergés, reaccionó ásperamente y, en lugar
de dar cuenta de los criterios utilizados para no vacunar a los miembros de las
fuerzas y cuerpos de seguridad estatales, acusó al Gobierno de haber apartado vacunas para los militares.
Es lo que se llama echar balones fuera, dar una larga cambiada, escurrir el bulto o, como suele decir la izmierda, recurrir al y tú más.
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