El Martes pasado fueron las elecciones regionales madrileñas. Fueron unos comicios anticipados -hasta donde yo sé, sólo las nacionalidades histéricas, y Andazulía, pueden acortar una legislatura… y así les va a los catalinos-, por lo que dentro de dos años tendremos que volver a pasar por las urnas (los que ejercemos el derecho al sufragio activo, claro está).
Cuando todo estaba aún en el
aire, escribí en Facebook y en Twitter:
Ahora mismo, y pase lo que pase, mi resultado soñado sería mayoría absoluta del PP, con Más Madrid segundos en escaños: una bofetada con la mano abierta al psicópata de la Moncloa, a la derecha de ida y a la izquierda de vuelta.
Como dijo uno de mis hermanos, no
acerté por un pelo. Evidentemente, mis simpatías por los neoneocom son
inexistentes: son tan sectarios y nocivos como la formación de la cual se
escindieron y, de hecho, su líder salió por patas porque el mamarracho
alfalfa no se dejó desalojar. Pero la satisfacción de ver humillado al
psicópata de la Moncloa, que al fin y al cabo es quien está al timón de la nave
de la Patria, no tiene precio.
Que el resultado podía ser el que
finalmente fue cabía deducirlo de las reacciones de la gente cuando los dos
cabezas de cartel -pues Ñoñilondo II no era más que un muñeco puesto ahí
porque (lo sé, lo sé, es difícil de creer… incluso en el PSOE) no encontraron
nada mejor- fueron a depositar su voto: mientras que Sin vocales era
abucheado con gritos de fuera, fuera (pero hombre de Dios, ¿a quién se
le ocurre votar en un municipio tan rojo como Pozuelo?), Isabel Díaz
Ayuso era recibida con aplausos y abrazos. Cosa que, por otra parte, cabía
esperar, ya que el sectario -y profundamente inútil, visto su capacidad de
acierto- director del Centro de Investigaciones Sanchistas había aprovechado la
jornada de reflexión para calificar a los votantes madrileños de derechas como
visitantes asiduos de tabernas.
El resultado final fue el que sabemos:
el PP consiguió, él solo, más escaños que toda la izquierda junta, lo que hace
que le baste con la abstención de Vox para sacar adelante todas aquellas
decisiones que no requieran mayoría absoluta, y los suciolistos quedaron
terceros. Y como las reacciones de los ganadores no tienen interés -aunque es
de alabar que casi la primera decisión de Vox fuera apoyar, sin condiciones, la
investidura de la candidata popular en primera votación-, vamos con los
de los perdedores… que, como malos perdedores que son, son de todo menos humildes.
Aunque no es algo que debiera
sorprendernos. Ya a finales de los setenta -tirando de calculadora, debió ser
en 1.979-, cuando el PSOE no consiguió en las elecciones municipales los
resultados que esperaba obtener -los consiguió peores, claro-, el hermano del
hermano de miemmano (es decir, el mismo miemmano) sentenció que España
(o los españoles) se habían equivocado.
Los suciolistos -es decir,
Pdr Snchz, el único que pincha y corta y quien, realmente, ha llevado el
peso de la campaña hasta que ha visto que aquello no tenía remedio… a pesar de
los augurios de Tezanos- han decidido poner un cortafuegos y barajan la constitución de una gestora en la federación madrileña, acompañada de la dimisión del cabeza de lista. En la FSM, donde llevan décadas hartitos (es un
suponer) de los manejos de Ferraz (desde hace un cuarto de siglo, el candidato
en las municipales madrileñas lo impone siempre la cúpula nacional, y el
regional, desaparecidos Sinmangas y Gómez, lo mismo), su ejecutiva se resiste a dimitir, pero están dispuestos a forzar la dimisión de Gabilondo -al
fin y al cabo, un paracaidista al que, por tanto, no tienen por qué
tener ningún aprecio- como portavoz. Claro, que éste no se muestra demasiado
decidido a dar el paso hasta que no le aseguren que tiene otra poltrona donde
asentar sus posaderas.
La indocta egabrense tampoco da
signos de humildad (no, bonita, no), y ha criticado que según ella, la campaña
haya ido de berberechos, cañas y encontrarse (o no) con tu ex, porque ellos,
los socialistas, están, dice acostumbrados a jugársela con programas, gestión y trabajo. A jugársela… y a perder, añadiría yo, pero con el dinero
de todos los españoles.
El candidato pomelo, que
tan buena impresión causó en el debate electoral -alguno conozco que decidió
votarles después de ese debate- ha considerado que el resultado no era malo
para ellos, sino para los madrileños y para los españoles. Es decir, que los arrimaos
saben mejor que nosotros qué es lo que nos conviene.
Y dejamos para el final a los neocom.
Mientras que Pesetero considera que los que ganan novecientos euros y
votan al PP son gilipollas -así, literalmente-, olvidando que si los
pobres votan en teoría a la izquierda, es a la izquierda (y no a la derecha) a
quien interesa que haya, cuantos más pobres, mejor, el Chepas, Junior,
el coletas, el moños, el marqués de Galapagar y de Villa Tinaja,
el mamarracho alfalfa, en resumen, anunció que abandonaba todos sus cargos y
dejaba la política …este imbécil no se ha dado cuenta de que también pierde el
aforamiento.
Algo, esto último, que ya se veía venir. No le echaremos de menos, pero que no cierre la puerta: todavía quedan muchas ratas en el barco.
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