viernes, 14 de mayo de 2021

Proceso al proceso (166)

Bastaría con que las autoridades españolas dieran un paso atrás -es decir, que dejaran de prestar atención a lo que sucede entre el Ebro y los Pirineos- para que los enemigos internos de España se despellejaran entre ellos.

Como he dicho muchas veces, el odio que profesan a España es lo único que supera el aborrecimiento que se tienen entre sí. Una buena muestra ha sido la concentración que a principios de semana se realizaba frente a la sede de los ierreceos, en la que un par de centenares de jotapercatos gritaban lindezas al bleferóptico con sobrepeso, llamándole traidor y deseando que se pudriera en prisión.

En prisión debería pudrirse, sí… él, y todos los demás, del primero al último, incluyendo el fugado en Waterloo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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