Los revolucionarios de salón tienden a apoyarse en las masas para alcanzar sus objetivos; pero también tienden a olvidar que, desatados los perros de la guerra, es harto complicado volver a meterlos en la perrera; y, en cualquier caso, absolutamente imposible hacerlo sin recibir más de una dentellada.
Les ocurrió a los jacobinos con
los sans-culottes, les ocurrió a los mencheviques con los bolcheviques,
les ocurrió a los aranistas con los etarras y les está ocurriendo a ierreceos
y jotaporcatos con los Clicks Unidos de Playmobil.
Porque, ya el primer día tras
constituirse el nuevo consejo regional de gobierno en Cataluña, algo para lo
que ha hecho falta el concurso de los antisistema-pero-cómodamente-instalados-en-el-sistema,
las juventudes de estos últimos han asaltado la sede del partido del
bleferóptico con sobrepeso, tomando como excusa la protesta por un desahucio.
Los hay que no aprenden…
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