A la panda de psicópatas que integran el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no le importa un ardite nada que no sea seguir detentando el poder. Usarán -han usado- las personas, las circunstancias, los fondos, todo aquello de lo que puedan aprovecharse, con tal de seguir un día, una hora, un minuto más atornillados a la poltrona.
Al comienzo de la pandemia, la
gente salía a las ocho de la tarde a aplaudir a los sanitarios, que se jugaban
la vida para atender a los enfermos. Con frecuencia, con poca información y
menos medios, hacían lo que podían en una contienda desigual. Cómo serán las
cosas que hasta unos premios tan asquerosamente propagandistas como son, tras
un triste devenir, los de la fundación Príncipe de Asturias, les concedieron el
de la concordia del año pasado.
Pero pasó la primera ola, pasaron
los aplausos, y el desgobierno se olvidó de los sanitarios. El filósofo perico
se fue a Cataluña a producir un efecto que no se produjo, y fue sustituido por estaninistra.
Y ahora es ella contra quien se manifiestan cientos de MIR, pidiendo menos aplausos y más derechos para elegir. Probablemente, esta marea blanca no
le haga tanta gracia al giliprogrerío.
Por ello, y por mucho más…
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