Hay dos cosas difícilmente soportables de la izquierda española, que han ido a más con cada presidente del gobierno de esa cuerda que hemos tenido en los últimos cuarenta años: la falta de escrúpulos y la cursilería oratoria.
Ambas cosas han venido a
coincidir en Sin vocales, que ha cometido más maldades que sus
predecesores -y mira que era difícil superar a Rodríguez- diciendo más
tonterías (y mira, repito, que era superar a Rodríguez).
Así, a la hora de anunciar (¡por
fin!) que está dispuesto a indultar a los golpistas catalanes, apela a unos
supuestos valores constitucionales -el diálogo, la concordia y el entendimiento-
que por ninguna parte aparecen en nuestra carta magna. De hecho, la única
verdad de su discurso fue decir que la venganza y la revancha no son valores
constitucionales.
Y la oposición en pleno ha tenido
que señalarle -eso sí, para el psicópata de la Moncloa, como quien oye llover-
que cumplir la Ley no es venganza, y defender la unidad nacional no es revancha. Se les olvidó
decir que ya pueden darse los delincuentes españoles en general con un canto en
los dientes, ya que el sistema penal patrio es bastante blandito.
Al menos, PP, Ciudadanos y Vox han anunciado que recurrirán los indultos. Algo es algo.
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