Fernando Simón no sólo ha demostrado ser un embustero, un sectario, un esclavo de sus amos políticos que no se ha movido por criterios científicos sino oportunistas.
Ahora, ha demostrado ser, además,
un cobarde. Según él, está decepcionado, porque no ha sido capaz de
transmitir el mensaje a la población, ni a los medios de comunicación ni a los
políticos, y eso ha llevado a los botellones del pasado fin de semana. Pero es
que, fingiendo esa decepción, se quita en el fondo la responsabilidad de
lo que pasará y la traslada a la gente. A nosotros.
Pero no hemos sido nosotros los
que negamos la gravedad de la pandemia, ni los que hemos mentido sobre el
número real de muertos, ni hemos hecho compras fracasadas, ni hemos cambiado
diecisiete veces de opinión, ni nos hemos hecho a un lado no haciendo nada, ni
nos hemos saltado la legalidad una y otra vez.
Por ello, y por mucho más…
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