domingo, 9 de mayo de 2021

Proceso al proceso (161)

Que, a pesar de lo que sostienen los suciolistos, las elecciones regionales madrileñas han tenido consecuencias más allá de la comunidad autónoma en la que se celebraron es algo que cualquiera puede apreciar, salvo los que padecen de ceguera voluntaria.

En primer lugar, porque ya ha producido -veremos si es cierto y para siempre- la salida de la política de una de las excrecencias más purulentas y repugnantes de las surgidas en los últimos tiempos (a los terroristas y golpistas no hay manera de quitárselos ni con agua caliente).

Pero también porque han dado a jotapercatos e ierreceos otro motivo para discrepar (como si no tuvieran ya suficientes). Los primeros auguran un endurecimiento de las posiciones del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, mientras que los segundos prevén todo lo contrario.

En un mundo normal, estaría de acuerdo con la banda de Cocomocho. Es evidente que la radicalización del sanchismo, además de sus nada recomendables compañeros de mesa (no me refiero sólo a los de la del consejo de ninistros, sino al conglomerado que apoya el gobierno Frankenstein), han hecho que los votantes moderados -los de centro, el caladero donde según los que entienden se pescan los votos que hacen ganar elecciones- se lo piensen bastante antes de votar a los de la mano y el capullo. La moderación ideológica -lo que llevaría, precisamente, a una mayor firmeza (o a una firmeza, a secas) frente a los enemigos internos de la Patria- sería la consecuencia lógica.

Pero el sectarismo del psicópata, unido a su soberbia, le impedirán reconocer que se ha equivocado y variar su curso. Probablemente, por lo tanto, seguirá pasteleando con golpistas, terroristas y demás chusma antiespañola, con tal de detentar un instante más el poder.

Claro, que con éste nunca se sabe…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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