La izquierda reclama tolerancia, libertad, respeto. Pero los reclama para sí, porque no los ejerce para quienes no piensan como ellos: ni los respetan, ni los toleran, ni les dan libertad para opinar de otra manera.
Y eso lo hacen sin parar en barras, saltando todas las barreras habidas y por haber. Y en una fiesta religiosa -no principalmente, no eminentemente, sino exclusivamente- como es la Navidad cuelan consignas ideológicas.
Magnánimamente permiten a los
niños ser monárquicos, pero sólo la víspera de la Epifanía de Nuestro Señor,
mientras venden libros anarquistas, antisistema, independentistas o trufados de
ideología trans.
Trastornados, es lo que están algunos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario