domingo, 15 de enero de 2023

Sumando dos y dos

El año pasado, de modo repentino y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, el psicópata de La Moncloa varió inopinadamente la opinión histórica de la diplomacia española en relación con el Sáhara Occidental, y pasó a alinearse con la postura marroquí (no, no quiero decir con el culo en pompa y mirando a La Meca).

Posteriormente saltó la noticia de que los teléfonos móviles de varias autoridades del Estado, incluyendo miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, con su primer ninistro entre ellos, habían sido objeto de hackeo, obteniendo de ellos archivos e información en un volumen apreciable, aunque sin que haya trascendido qué documentación ni qué datos.

La gente, que es muy malpensada, coligió que quizá detrás del espionaje estuvieran los servicios secretos de la autocracia alauita, y que con esa información en la mano le habían apretado los tornillos a Sanchinflas.

Ahora, hace apenas una semana, el país del moro gurrumino subió la apuesta y exigió a Sin Vocales el control pleno del espacio aéreo del Sáhara. Si el marido de Begoño accede, será legítimo que todos nos preguntemos por qué lo hace.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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