Si ayer decía que la insolencia de los secesionistas catalanes, con el charnego de apellido descriptivo daba la bienvenida al psicópata de La Moncloa a la guerra judicial, es cada vez mayor, hoy toca hablar otra vez de lo mismo.
Hoy hay que señalar que, decididos a demostrar quién tiene a quién agarrado por
los dídimos (qué dolor más doloroso, qué dolor mas inhumano), los ierreceos le exigieron luchar
por el asalto al Tribunal Constitucional.
Ojalá la derecha tuviera tan claro como los enemigos de España cuál es, verdaderamente, el valladar contra la disolución de la Patria.
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