Tanto con zETAp como con el psicópata de La Moncloa, la creación de un ninisterio de Desigualdad respondía a un propósito más propagandístico que práctico; en el caso del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, había además que dar una ocupación, donde no estorbara demasiado, a una inútil licenciada como la marquesa de Villa Tinaja.
Lo malo es que, al rodearse de
inútiles de su nivel, además de no estorbar, tampoco sirven para nada. Es decir,
no hacen nada útil. En especial, en relación con aquello para lo que deberían
servir.
Y, entre las inútiles, pocas más
que Pimpampún, que además adolece de la ausencia de sentido del ridículo
en un grado aún mayor, si cabe, que sus conmilitonas. Primero reconoció que el
que ocupen puestos de responsabilidad es una anormalidad y que padecen de diarrea
ligislativa; luego, recomendó como remedio para las agresiones sexuales el
pedir a los violadores que no violen; y la última fue reconocer, el día de los
Inocentes, que estaban impotentes ante el aumento de mujeres asesinadas y que
sólo podían pedir extremar la precaución.
Y no, no lo decía en broma: los giliprogres como ella carecen de sentido del humor.
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