Hubo una época, quizá breve y desde luego lejana, en la que el deporte en general y el fútbol en particular eran sólo, o principalmente, una competición, un juego. Esa época pasó.
Ahora, todo es un negocio. Es el
vil metal el que lo controla todo, y por el que todo se hace. Temporadas extenuantes,
sobrecargas de partidos, un campeonato del mundo en un país sin tradición
futbolística y en medio de la temporada, una supercopa de España que ha
ganado un equipo que el año pasado no ganó nada, una liga de campeones
en la que muchos de los participantes de más renombre llevan años sin ganar un
título de ninguna clase…
Desde luego, las cosas ya no son lo que eran. Desgraciadamente.
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