Cuando la marquesa de Villa Tinaja dijo en sede parlamentaria que los niños tenían derecho a tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento, algunos nos dimos cuenta de que era una defensa en toda regla de la pedofilia.
Otros, más ingenuos o más benévolos
-entre los que se encontraba la Conferencia Episcopal Española- concedieron a
la ninistra de Lomismodá el beneficio de la duda y consideraron que
malinterpretábamos las palabras de Ireno Montera.
Desgraciadamente, el tiempo y los
neocom han acabado dándonos la razón. Porque han presentado una iniciativa en el Congreso de los Diputados pidiendo que se impulsen las relaciones afectivas y
sexuales sanas y consentidas de los niños y niñas (como será la cosa que
al escribir lo anterior el corrector ortográfico me sugiere revisar la expresión,
por ser redundante).
Sabrán éstos lo que es una relación sana…
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