El psicópata de La Moncloa ha mentido tantas veces -es decir, ha dicho primero una cosa y ha hecho después justo la contraria; o, por mejor expresarlo, ha prometido primero no hacer una cosa y ha hecho luego eso que prometió no hacer- que cuando afirma una cosa, cualquiera, uno sabe que indefectiblemente ocurrirá la contraria.
Así, cuando afirmó que el indulto
a los golpistas catalanes, la rebaja de las penas por malversación y la
eliminación del delito de sedición eran la solución al problema de
Cataluña, y que no se produciría un referéndum de autodeterminación, cualquiera
con dos dedos de frente sabía que solucionaba lo mismo que echar
gasolina a un incendio.
Y no hacía falta que vinieran los golpistas a confirmarlo. Pero como uno siempre puede contar con ellos, el presidente del consejo regional de gobierno -ese de apellido históricamente delator- se apresuró a señalar que el año que acaba de comenzar será el de la reactivación del proceso.
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