Si algo caracteriza a la izquierda española es esa especie de inasequibilidad al desaliento mezclada con su insaciabilidad.
Nunca cejan en sus proclamas y propósitos,
por más que la realidad se empeñe en demostrarles lo errado de las primeras y
la imposibilidad de alcanzar los segundos, salvo a un coste intolerable (para
los demás, claro). Y, del mismo modo, nunca tienen bastante, siempre tienen que
ir más allá.
El laboratorio legislativo de la
Unión Europea andaba pergeñando una sedicente Ley de Restauración de la
Naturaleza, una de cuyas consecuencias sería la eliminación de un cuarenta por
ciento de las tierras de cultivo en España. Pues bien, para la ninistra del
ramo, alias la Pelos, la norma no es lo suficientemente ambiciosa y se queda corta.
No quedarán contentos hasta que
España sea un desierto, y no precisamente por el discutido y discutible
calentamiento global…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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