Como en toda trilogía que se precie -una trilogía no deja de ser una historia normal, estirada o partida para ocupar tres volúmenes-, el volumen central es el que contiene el nudo, el punto medio entre el planteamiento inicial y el nudo final.
Más y más misterios se van añadiendo a la lista: incluso cuando se despeja alguna incógnita -la verdadera identidad y origen de Neela, por ejemplo-, varias más surgen (¿cómo y, sobre todo, por qué acabó Neela en el palacio de Jabba, tras serle borrada la memoria?
Por otra parte, y a pesar de que Boba Fett no se canse de repetir que carece de sentimientos, se hace difícil no pensar que siente una especie de satisfacción al jugársela, una y otra vez, a sus competidores, especialmente al iracundo Bossk, al que, a pesar de todo, nunca da el tiro de gracia.
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