Los de la mano y el capullo son el último (por enumeración) de los partidos políticos a los que jamás votaría. Ni a este PSOE, ni a ningún otro. Básicamente porque, como he dicho más de una vez, no existe otro PSOE. La formación ha sido básicamente la misma desde que la fundara Paulino Iglesias en el último cuarto del siglo XIX. No ha cambiado un ápice, salvo a peor, en todo este tiempo. Lo de ahora es más de lo mismo, más de lo de siempre, sólo que corregido y aumentado.
Con el agravante de que, en otras
épocas, sus cuadros dirigentes tenían una cierta instrucción, un relativo bagaje
intelectual, puesto que se habían educado en un sistema diseñado por la
derecha.
En la actualidad, la conjunción
de que los actuales dirigentes se han instruido (es un decir) en un entorno
excretado por la izquierda, con el hecho de que los dos últimos secretarios
generales, medianías como son, han eliminado a cualquiera que pudiera hacerles
sombra, hacen que la formación de Ferraz sea un páramo intelectual sólo
comparable al que hay a su izquierda.
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