Aunque, como dije ayer, el orden de presentación de las ideologías en esta serie es en posibilidad creciente de que las pudiera votar, hay algunas que están empatadas a cero (en realidad, prácticamente todas).
Porque, no nos engañemos, es tan
improbable que un servidor vote a los ecologetas o al partido pirata
como que lo hiciera a una formación regionalista de izquierdas. En primer
lugar, porque son de izquierdas, y la simpatía que me inspira esa tendencia
política, al menos en su variante española, es la misma que la confianza que
tengo en ellas: nula.
Pero es que, además, las formaciones
regionalistas de izquierdas, o bien son marcas blancas de los comunistas
o son, como ocurre en Cataluña, Vascongadas o Navarra, el brazo político
de organizaciones terroristas, hasta tal punto que los que antes mataban y
secuestraban ahora hablan en los parlamentos sin mostrar arrepentimiento, pedir
perdón salvo de boquilla ni ayudar a esclarecer los crímenes no resueltos.
A esos no les voto, les boto. Cuanto más lejos, mejor.
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