La misma simpatía que los partidos regionalistas de izquierdas -es decir, ninguna en absoluto- me inspiran los regionalistas de derechas. Básicamente porque, en Cataluña y Vascongadas, se encuentran en la raíz del problema separatista.
Hasta donde se me alcanza, tanto
en una como en otra región, hace siglo y medio, empezó a alentar la ideología regionalista,
reivindicativa. Pero esa ideología no nació en el pueblo, en las clases
humildes y más desfavorecidas, sino más bien en la burguesía, que se había
enriquecido con el comercio y buscaba enriquecerse todavía más.
Es decir, que fueron unas élites
las que buscaron explotar las bajas pasiones de las clases bajas, valga la redundancia.
Algo que, por otra parte, lleva ocurriendo desde hace al menos un cuarto de
milenio. Lo que pasa es que esas élites desatan los perros de la guerra y luego
no saben cómo devolver la traílla a la perrera.
En cuando a las regiones en las
que no hay terrorismo, los regionalismos de derechas vienen a ser, en cada
sitio, la versión local del -por otra parte muy hispano- qué hay de lo mío.
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