Si ayer hablaba de la debilidad del autócrata del Kremlin, hoy toca volver sobre el tema.
Porque los mercenarios detuvieron
su marcha sobre Moscú y tiraron para Minsk, pero no porque, en un alarde de
fuerza, el ejército ruso les hubiera hecho retroceder.
Todo lo contrario: lo hicieron
porque ambas partes habían llegado a un pacto. Y cuando un estado -más aún si
va de potencia mundial- tiene que pactar con un grupo de mercenarios, el que es débil es el grande, no el chico.
хай живе
україна!!!
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