El problema del marxismo y sus ideologías derivadas es que, a pesar del marchamo de científico que adorna el ominoso sustantivo de socialismo, no pasan de ser las elucubraciones tendenciosas de un vago jeta y aprovechado.
Como si el llenar páginas y
páginas de tonterías fuera garantía de un trabajo bien hecho y concienzudo. Ya lo
dijo Baltasar Gracián -lo bueno, si breve, dos veces bueno-, y esto vale
tanto para los exámenes del colegio como para cualquier otro orden de la vida.
El problema surge cuando se
pretenden llevar a la práctica los desvaríos giliprogres, fauna que
parece haberse extendido como los conejos cuando los llevaron a Australia: te
los encuentras por todas partes.
Una de las últimas ha sido la
pretensión de Bruselas -no la belga, sino la europea, aunque coincidan en el
espacio- de un ejército ecologista que combata sin alterar la huella
de carbono.
Como es imposible tomarse en serio semejante mamarrachada, diré solamente -partiendo del hecho que una de las principales fuentes de los llamados gases de efecto invernadero son las flatulencias del ganado- que, teniendo en cuenta que semejante ejército se va a cagar por la pata abajo, difícil que no afecten a esa huella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario