Desde siempre he estado en contra de cualquier discriminación, sea positiva o negativa: el que vale, vale, y el que no, a la calle.
La discriminación siempre es
injusta. Si es negativa, porque dejas fuera a alguien que merece estar dentro;
y si es positiva, porque metes a alguien que debería quedarse fuera… con lo que,
de rebote, dejas fuera a alguien que debería estar dentro. Luego la llamada
discriminación positiva es, por derivada, también negativa.
Es el caso de la última
instrucción del ninistro Pequeño en materia de condecoraciones: ha pedido
candidatos a medallas, pero siempre que sean obligatoriamente mujeres (no
especifica si cisgénero, transgénero o quegénero). Con lo cual, las
condecoradas no sabemos si lo serán porque realmente se lo merecen, o porque
las han metido a la fuerza.
Dejando aparte que si un varón se
merece una medalla, que se la den. Que en la Benemérita se la merecen casi
todos, aunque sólo sea por soportar a semejante elemento.
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