A los giliprogres y maricomplejines se les llena la boca diciendo que si Vox rescinde el contrato de representación de no sé qué obra de teatro por defender la transexualidad, o que si se opone a la proyección de una película porque en ella aparecen dos mujeres dándose un beso.
Pero, sin embargo, no se
escandalizan, o no lo hacen tanto, cuando un (el) líder neocom
sostenía que habría que acabar con los medios de comunicación privados, o
cuando se propuso desde el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia
de padecer la creación de un ministerio de la Verdad, o cuando la líder cocuquista
propone expulsar de la carrera periodística (desconociendo que no existe tal
carrera, como lo demuestra el hecho de que cualquier indocumentado puede montar
un medio de comunicación… de izquierdas, naturalmente) a los periodistas que desinformen.
Probablemente la tucán de Fene considere que desinformar es todo aquello que contradizca lo que digan los de su cuerda.
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