Supe de la existencia de esta obra hará unos treinta años, en una visita a la casa de un tío abuelo. La edición que vi era de bolsillo, pero -como suele ocurrirme- mantuve el dato en un segundo plano en mi cabeza, sin renunciar nunca a la posibilidad de conseguirlo.
Y me llevó tres décadas, pero lo
logré. La edición es mejorable, con una puntuación cuando menos curiosa, una
traducción de estilo arcaizante (probablemente, un efecto buscado) y algunas
erratas de redacción y tipografía.
Centrándome en la obra, como la
mayoría de las segundas partes es inferior al original. De hecho, me ha
recordado bastante a La mano del muerto -aunque en el caso de Ruperto (no deja de tener su gracia que sea el villano el que dé título a la novela) sabemos que el autor fue verdaderamente Hope-, porque muere hasta el apuntador.
El final, aunque argumentalmente redondo, no me gustó. Probablemente, porque es redondo: yo habría preferido algo menos coherente, pero más reconfortante.
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