Vamos a suponer que, por algún tipo de evento portentoso, de misterio insondable, la mayor parte de España y de los españoles hubiera permanecido ajena a la evolución de las ideas más allá de los Pirineos. Un poco al estilo del Brigadoon de la película, aunque sin detener la evolución de la técnica. Una cosa un poco complicada, lo sé, pero seguidme el juego.
Los españoles, por tanto, no
sabrían en su mayoría quién fue Carlos Marx, ni lo que supone el marxismo, ni
en qué consiste el comunismo, ni cuáles son sus consecuencias. No tendría razón
para desconfiar de las propuestas de la tucana de Fene, propuestas que, sobre
el papel, suenan estupendas.
Tampoco tendrían ni idea de cómo
están las cosas en Colombia u Honduras; yo, en concreto, no lo sé a ciencia
cierta, aunque si tuviera que apostar diría que no precisamente demasiado bien.
Pero me bastaría el hecho de
saber que Egolanda anuncia una carta de derechos laborales junto
con los dos países anteriormente citados y con Argentina para devolverla al
remitente sin abrirla.
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