Una de las constantes en los marxistas de toda laya -criptocom, paleocom, neocom, cocuquistas- es no permitir nunca, jamás, que la realidad se interponga en su discurso. Actitud lógica por otra parte, teniendo en cuenta que el creador de su doctrina fue un vago hipócrita y aprovechado.
En plena campaña de las pasadas
elecciones generales, Egolanda volvió sobre el tema de la tauromaquia,
afirmando que desde su formación querían acabar de manera inmediata con que esto esté financiado con dinero público.
Muy bonito, muy ecologista, muy
progre, muy animalista. Sólo hay una pequeña pega, infinitesimal, diminuta,
minúscula: que la tauromaquia se financia con dinero privado.
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